Nuestra boda en BlueBay Grand Esmeralda

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Fue una experiencia extraordinaria. Nos pusimos en contacto con el hotel diez meses antes, y en seguida nos respondió la coordinadora del departamento de organización de bodas y eventos, Patricia González Prieto. Queríamos planificarlo todo con tiempo de sobra, ya que organizar una boda de destino desde tan lejos es complicado – al menos eso pensábamos.

A partir de ese momento, los meses fueron transcurriendo y nosotros nos sentíamos mucho más relajados de lo que nos esperábamos; todo gracias a que la organizadora de bodas nos proporcionó por adelantado toda la información que necesitábamos, como lo relativo a la decoración, las flores,  la música, fotógrafo, etc. Nos aclaraban cualquier duda y colaboraban en todos los aspectos ¡incluso había un montón de cosas que ni se nos habían ocurrido!, así que suponía una ventaja ir valorando todas las opciones que nos presentaba el Hotel. Aún más, si teníamos una idea sobre lo que buscábamos para decorar el centro de mesa u otro tipo de adorno, simplemente enviábamos una foto a la coordinadora de bodas y ella se encargaba de solicitar presupuestos y mandarnos lo que estábamos buscando.

Apreciamos significativamente la eficiencia y rapidez con que nos respondían a los emails. Debo confesar que, siendo la novia, me inquietaba hasta el último detalle, ya que deseaba que todo fuera perfecto, tal cual había imaginado este día tan especial, y tenía cientos de dudas y preguntas que necesitaban respuesta por lo que, el hecho de que respondieran rápidamente a todos mis emails, me tranquilizó al saber que estaba trabajando con auténticos profesionales. Puede que llegara a ser un poco “insoportable”, pero mi coordinadora de bodas siempre respondía a todas mis preguntas y disipaba todas mis preocupaciones.

La fecha de la boda se aproximaba y teníamos todo decidido ya desde dos meses antes: la localización (en la playa), el menú, la decoración, la música, las flores, etc. Incluso organizamos una fiesta para todos los invitados el día antes de la boda. Afortunadamente toda la planificación avanzó sin sobresaltos, y teníamos todo terminado mucho antes de lo que esperábamos, así que pudimos estar tranquilos y relajarnos los meses antes de la boda.

Llegamos al BlueBay Grand Esmeralda cuatro días antes de la boda para tener tiempo de ver todos los detalles con nuestra coordinadora de bodas, y asegurarnos que todo permanecía tal cual estaba planeado. Fuimos revisando todos los aspectos que habíamos ido tratando y me sentía totalmente tranquila al comprobar que todo marchaba sobre ruedas.

El día antes de la boda llegaron todos los invitados. Habíamos organizado una barbacoa en la zona de la piscina, tipo buffet, para que así los invitados rompieran el hielo y los familiares y amigos se fueran conociendo. Tanto la coordinadora de bodas como el servicio que se encargó del evento fueron muy colaboradores y amables, haciendo que todos los invitados se sintieran muy cómodos y fueran conociéndose. La fiesta fue todo un éxito y eso nos hizo muy felices.

Al fin llegó el gran día. Estábamos tan nerviosos que apenas pudimos dormir la noche anterior. Nos alojamos en una Suite preciosa con jacuzzi y una amplísima terraza con vistas al tranquilo jardín, que el Hotel había decorado especialmente para el día de nuestra boda. Por la mañana fui al Spa para que me hicieran el peinado y me maquillaran. La estilista era simplemente ¡magnífica!, entendió perfectamente  el estilo que quería y lo consiguió al detalle. Seguidamente las damas de honor me esperaban en la Suite para prepararnos. En el Hotel se habían ocupado de prepararme y plancharme el vestido, al igual que el ramo. Llegó la hora de la ceremonia y el botones vino a recogernos a la Suite. Llegamos a la localización de la boda y me quedé asombrada, ¡era maravilloso! Desde el momento que empecé a caminar por el pasillo ¡todo fue como la seda! El maestro de ceremonias dijo unas palabras muy emotivas y toda la ceremonia fue perfecta.

Las fotos en la playa fueron espectaculares, con la familia y nosotros solos. Tras la ceremonia ofrecieron un coctel para nuestros invitados, con unos aperitivos deliciosos. La celebración fue tal cual habíamos planificado. Las mesas, la iluminación, los centros de mesa, el menú, la música… todo fue asombrosamente perfecto. No tengo palabras para describirlo; todo lo que puedo decir es… ¡nuestra boda fue mejor de lo que habríamos podido imaginar!

 

 

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