Medina Azahara, Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco.

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Medina Azahara, ya era una joya de la arquitectura árabe muy reconocida durante su construcción, sólo siete años después del Califato de Córdoba, el de mayor esplendor político, social y económico de la España musulmana, pero ahora vuelve a hacer dirigir la mirada hacia la Córdoba de origen árabe con su reciente reconocimiento. Y es que a partir de ahora Córdoba consigue disponer ya de cuatro lugares Patrimonio Mundial.

El reconocimiento, ofrece al mismo tiempo una distinción nacional, pues sitúa a  España como tercer país del mundo y segundo de Europa con más lugares certificados, ya 46, solo detrás de China e Italia.

La ciudad que brilla.

Cuenta la leyenda popular, que esta mágica ciudad árabe, debe su nombre en honor a la mujer favorita de Abderramán III, el califa que la levantó, cuyo nombre era Zahara, una esclava cristiana que nunca se acostumbró al lugar y para quien aquel mando construir un jardín de almendros en flor.

Más allá de este pequeño cuento, hoy sabemos muchos más datos reales sobre el yacimiento. Medina Azahara fue fundada en el año 936 por Abderramán III, primer califa de Al-Ándalus, el cual la llamo literalmente «La ciudad que brilla». Y es que en estos días vuelve a brillar para el mundo del Turismo nacional, que verá así reconocido otro de sus grandes monumentos árabes.

Un poco de historia

Aunque Medina Azahara se convertiría en la sede del gobierno y la residencia del califa, esta mágica ciudad y todo su esplendor quedaron reducidos a ruinas menos de un siglo después de su construcción y, de este modo, borrada de la historia.

Durante la guerra civil de 1010, el centro político de esta ciudad referente en todo el mundo quedó destruido y saqueado, si bien el expolio perduró con la reconquista cristiana y con el auge elitista en la capital cordobesa siglos después.

Muchos de sus elementos constructivos adornados como capiteles, fustes y otros ricos materiales fueron utilizados en edificios emblemáticos como la Giralda y el Alcázar de los Reyes Cristianos de Sevilla, mientras que otras piezas pasaron a colecciones privadas.

Fue por allá por 1911, cuando, aún con pocas referencias históricas sobre el yacimiento, comenzaron las primeras excavaciones de la ciudad a cargo de Ricardo Velázquez Bosco, que buscaba en Medina Azahara datos y materiales para reconstruir las portadas de la Mezquita-Catedral.

Pocos años más tarde en 1923, y coincidiendo con el fallecimiento del arquitecto, el yacimiento arqueológico fue declarado bien de interés cultural (BIC), llegándose a excavar la residencia real, en la zona más alta, una serie de espacios dentro del Alcázar.

En 1985, tras más de 65 años de excavaciones y cerca de 200.000 metro cuadrados de yacimiento descubiertos, la Junta de Andalucía asumió la titularidad y gestión de Medina Azahara, lo que inició una fase de actualización y modernización para adecuarlo a las necesidades museísticas de hoy.

Una nueva perspectiva.

El punto de inflexión respecto a la internacionalización de Medina Azahara llegó en 2011 con la exposición «El esplendor de los Omeyas cordobeses», que fue inaugurada por los reyes de España y el presidente de Siria, Bashar al-Asad.

Ahora, el Comité del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco declara que la ciudad constituye un ejemplo único de la arquitectura, el arte y la cultura omeya en Occidente, lo que ayudará claramente al desarrollo, ya que afirman los expertos que queda el 90% aún por descubrir, y a la conservación del monumento, que desde hacía unos años se veía afectado por la presión urbanística con la proliferación de numerosas parcelas ilegales en su entorno, ya que la declaración advierte de la necesidad de potenciar la protección del monumento en este ámbito.

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