No es un relato de ciencia ficción de Julio Verne ni un ingenio fantástico de una superproducción de Hollywood. Su nombre es Hyperloop, un tren supersónico que prácticamente volará a 1.223 km/h. Se trata de un proyecto real y con fecha de inauguración fijada dentro de 3 años. El transporte del futuro ya está aquí y va literalmente “como un tiro”.
Hyperloop será un tren supersónico que se desplazará en el interior de un tubo al vacío desarrollando velocidades que rozarían la barrera del sonido. Su principal impulsor es el visionario Elon Musk, presidente de Space X y la cada vez más conocida marca de automoción Tesla. Su sueño es unir ciudades como Los Ángeles y San Francisco en tan solo 30 minutos. Las primeras pruebas con prototipos ya se han realizado con un éxito bastante notable. Hace algo más de un mes un vehículo experimental del tamaño aproximado de un coche consiguió alcanzar 160 km/h basándose en esta tecnología. La empresa constructora, llamada Hyperloop One, ha prometido un test con un vehículo a escala real y a una velocidad real en un tubo de dos kilómetros de longitud a finales de este año. Ya hay un equipo humano trabajando en ello con el colchón de un presupuesto de más de 80 millones de dólares.
Voces autorizadas del proyecto han declarado que en 2019 podrán transportar carga y que en 2021 serán capaces de mover pasajeros con total seguridad. Las fuerzas de aceleración que las personas experimentarían serían muy similares a las de un avión durante el arranque del tren y mucho más suaves durante el resto del viaje, con un importante ahorro de energía durante el trayecto. El centro de todo este proyecto es la tecnología conocida como “levitación magnética pasiva”. Se trata de una teoría desarrollada a partir de estudios en los 90 del Laboratorio Nacional Lawrence Livermoore de EE.UU. Básicamente consiste en una sistema más eficiente y seguro que la versión del tren maglev (levitación magnética) que ya funciona en Japón en el célebre tren bala.
Entre sus mejoras destaca la eliminación de estaciones eléctricas a lo largo de la línea, dato que mejoraría los costes de forma sustancial. La tecnología de Hyperloop se basa en un imán pasivo en cada tren y una posta de aluminio que contiene bucles de alambre. Este sistema actúa como un par de imanes regulares, en lugar de un electroimán que requiere una alimentación constante de electricidad para funcionar. En lo que a seguridad se refiere, esto se traduce en que la levitación se produce exclusivamente a través del movimiento. Por lo que, si se produce algún fallo de corriente, los trenes Hyperloop seguirían levitando y solo se posarían en el suelo a velocidades mínimas.
