A pesar de la creencia de que puede ser positivo, realmente no lo es tanto
La revista ‘Psychology Today’ publicó en 1980, en un artículo del profesor David D. Burns, asistente de psiquiatría en la escuela de medicina de la Universidad de Pensilvania, las ventajas y desventajas de las personas perfeccionistas. En dicho artículo, el profesor afirmaba que “sus objetivos están fuera de alcance y que se enfocan incansablemente hacia metas imposibles, midiendo su propio valor según la productividad y los objetivos conseguidos”.
El perfeccionismo, afirmaba el profesor, es una actitud bastante común en la sociedad actual, conocido con un fenómeno cultural reforzado por muchos factores, entre ellos los medios de comunicación y la religión.
Surge el inconveniente cuando los que buscan la perfección, sufren grandes preocupaciones, afectando su salud, el autocontrol, relaciones personales complicadas y baja autoestima, padeciendo diversos trastornos en el estado anímico.
A continuación, desgranamos algunos puntos que recientemente “The Huffington Post” publicó sobre los puntos en común de los perfeccionistas:
- Siempre dispuesto a agradar: este comportamiento se aprende desde niño. Según el mecanismo premio-castigo: alcanzando grandes objetivos, obtienes las recompensa, de lo contrario, sanción. A los perfeccionistas les entusiasma impresionar, cuando no lo logran, llega la frustración.
- Buscar la perfección es dañino: el perfeccionista está convencido de que es el precio a pagar. Sin dolor, no se consigue nada. Este esfuerzo lo hacen constantemente para evitar ser “mediocre” o “del montón”. Los demás verán este comportamiento algo estresante.
- Dilatar: el perfeccionismo y el miedo al fracaso van de la mano. De hecho, muchas veces se posponen las obligaciones en un intento de anticiparse a la desaprobación del resto.
- Crítico: siempre juzgando a los demás, como mecanismo de defensa común. Los perfeccionistas rechazan en otros lo que no pueden aceptar ellos mismos y además les cuesta ver más allá del apartado crítico de la persona.
- Siempre aspirando a lo grande: normalmente están inmersos en proyectos que seguramente alcanzarán el éxito. De lo contrario, no se atreven a tomar la decisión, ya que son totalmente reacios a asumir riesgos. Cuando han tomado una decisión, su determinación y ambición les llevará a no detenerse ante nada.
- Armazón hacia el público: al estar constantemente temerosos del equivocarse y sentirse rechazados, los perfeccionistas odian sentirse vulnerables. Así, evitan hablar de sus miedos e inseguridades, incluidas las personas más cercanas.
- Exagerar el fracaso: cada pequeño error es una obsesión. En el intento de evitar esos errores, el perfeccionista que comete un fallo, siempre se lo toma como un gran fracaso personal.
- Tomárselo todo personalmente: los perfeccionistas están constantemente pensado que no son lo suficientemente buenos. Lo mejor sería superar las dificultades y errores, aunque ellos suelen culparse a sí mismos del problema.
- A la defensiva ante las críticas: en este sentido, detectar a una persona perfeccionista, es muy fácil. Ante una conversación donde se sienten amenazados, “saltan” y se ponen a la defensiva. Este comportamiento es un intento de proteger su débil imagen personal y la forma en que otros lo ven.
- Sentir que nunca es suficiente: la perfección no es posible, por este motivo los perfeccionistas sienten constantemente que les falta algo y que da igual lo que hagan, que nunca alcanzarán el éxito deseado. De este modo, su motivación constante gira en torno a concretar sus “tareas pendientes”.
- Ser “uno más”: esto es algo que pone muy nerviosos a los perfeccionistas. Es simplemente imposible ser uno más que está en el promedio. Siempre es necesario destacar y que les vean como superiores.
- Alegrarse de los errores ajenos: los perfeccionistas sienten un gran alivio si otras personas se equivocan. Esto es algo que les hace sentir mucho mejor sobre sí mismos.
- Nostalgia del Colegio: recordar los días de Colegio es placentero para los perfeccionistas porque este éxito es tangible: las notas, los profesores, etc. En el mundo real, el éxito es otra cosa.
- Alma culpable: siempre relacionada con la depresión, así es el alma culpable. Los perfeccionistas no son auténticos, no permiten que los demás vean cómo son realmente. De este modo, no mostrarán sus debilidades.
