De enero a marzo, miles de ejemplares migran a las cálidas aguas del norte de República Dominicana para aparearse o dar a luz.
Se escucha a una ballena cantar. Y luego a otra. Y después, la melodía que emiten dura hasta 30 minutos seguidos… No deja de haber cánticos. Las cálidas aguas del noreste de la República Dominicana, especialmente la bahía de Samaná, se convierten en hogar para miles de ballenas jorobadas que acuden para aparearse y dar a luz. Esta zona del Caribe tiene algo especial y hasta ella llegan desde hace siglos.
Se estima que son entre 3000 y 5000 ejemplares, que pueden recorrer hasta 7000 kilómetros, los que viajan hasta esta zona entre el 15 de enero y el 30 de marzo aproximadamente. Se convierten en reclamo para miles de turistas que acuden hasta el Santuario de Mamíferos Marinos de la Bahía de Samaná y el Banco de la Plata, declarados de importancia ecológica global, con el objetivo de escucharlas y verlas saltar casi de forma acrobática.
Las ballenas jorobadas componen sus “canciones” de forma parecida a como lo hacen las personas, con rimas, versos y ritmo. Son canciones originales y con un significado que sólo ellas conocen.
Si quieres verlas y oírlas, la Bahía de Samaná se encuentra a tres horas en coche desde Puerto Plata y a dos y media desde Santo Domingo, la capital, tiempo más que asequible cuando el 99% de los visitantes consiguen avistar alguna ballenas según fuentes oficiales.