Jordania a lo Indiana Jones

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Jordania a lo Indiana Jones

¿No soñaste de pequeño con ser algún día Indiana Jones? ¿Aspirabas en convertirte en un reputado arqueólogo, vivir numerosas aventuras para descubrir objetos extraordinarios y entrar en un templo oculto tras un desfiladero donde te aguardara el Santo Grial?

Jordania sigue siendo ese remanso en Oriente Medio que incita a vivir aventuras únicas y sentirse un niño de nuevo. Es uno de esos destinos que te devuelve un trozo de infancia con una gran dosis de historia y cultura. Y para que no te sientas muy perdido en tu papel de Doctor Jones en busca del “Arca de la Alianza” o la “Calavera de cristal”, hemos preparado una selección con esos imprescindibles que ver y hacer en Jordania, ¿Nos acompañáis, Indianas?

Amán, puerta de entrada al universo jordano: Amán es una de las ciudades habitadas de forma continuada más antiguas del planeta. Perderse por su casco antiguo es saborear el encanto de una ciudad histórica. Puntos clave son la Ciudadela, el Teatro Romano, Souk Jara, el gran zoco de la ciudad, y el Museo de Jordania.

Monte Nebo y la visión de Moisés: La Biblia cuenta como Moisés llega hasta la cima del Monte Nebo y entonces Dios le muestra la Tierra Prometida, aunque no le permite ir al otro lado. De hecho las Santas Escrituras sitúan el Monte Nebo como la última morada del profeta. Hoy este lugar es un rincón perfecto para disfrutar de uno de los mejores atardeceres del país.

Mádaba y su gran mapa de Tierra Santa: Parada obligada de peregrinos que llegan a Jordania para admirar algunos de los mejores mosaicos bizantinos de Oriente Medio, sobre todo uno en especial. Y es que el suelo de la iglesia de San Jorge conserva un gigantesco mosaico-mapa que refleja cómo era Tierra Santa allá por el siglo VI d.C. Este curioso mapa ha proporcionado información a los arqueólogos e historiadores sobre ciudades perdidas y escenarios bíblicos. ¡Ningún alma con espíritu de “Indy” debe dejar de pasar esta visita de rigor!

Petra, el lugar que supera a los propios sueños: La joya de la corona, el motivo que paga por sí solo el billete de avión a Jordania, es poder disfrutar de uno de los mejores complejos arqueológicos de todo el mundo y vivir de primera mano la película de “Indiana Jones y la última Cruzada”.

Wadi Rum, el valle de la luna jordano: A mitad de camino entre Petra y Aqaba, el desierto arábigo penetra en Jordania con una alfombra de tierra rojiza y un universo de colinas de piedra, dibujando un escenario de película. Aquí dejamos de ser el Doctor Jones para sentirnos como el mismísimo Lawrence de Arabia.

La vida marina bajo el Golfo de Aqaba: Aqaba es una ciudad turística basada en el sol y playa, la parte más ociosa y banal de un viaje a Jordania. Dado que es la única salida al mar del país y hace frontera nada menos que con Israel, Egipto y Arabia Saudí, no está de más pasarse por allí y relajarse en el agua junto a la fauna marina que se puede observar con gafas y tubo.

El Mar Muerto y la sensación de salir a flote: Vivir una “Dead Sea Experience” es una etapa básica cuando viajamos a Jordania. En realidad el Mar Muerto no es un mar, sino un lago interior con un índice de salinidad nueve veces superior a la de cualquier océano del planeta.

Betania, el tramo del Jordán donde fue bautizado Jesucristo: La tradición y la llegada de peregrinos a lo largo de los siglos establecen que en el río Jordán a su paso por Betania fue bautizado Jesús por su primo Juan. De hecho muchos creyentes que peregrinan a Tierra Santa acuden a tocar las aguas del Jordán en este enclave religioso.

Jerash, la Roma de Jordania: Jerash es, junto a Petra, la visita preferida de los viajeros que acuden a Jordania buscando pura arqueología. Algunos de los elementos imprescindibles de Jerash son el Arco del Triunfo, la avenida de columnas de 800 metros, la famosa plaza oval y los templos de Zeus y Artemisa.

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