La moda de los huertos urbanos

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Los huertos urbanos se ha convertido en una divertida y sana opción de autoabastecimiento de alimentos para comer nuestra propia agricultura ecológica.

El campo está entrando en la ciudad de la mano de los urbanitas. Varios fenómenos conectados entre si han crecido en los últimos años e indican que, en tiempos de globalización, contaminación, velocidad y consumismo, muchos ciudadanos están optando por volver a poner las manos en la tierra. Los huertos urbanos, en todas sus modalidades, proliferan en el asfalto, en una tendencia sin adscripciones sociales ni generacionales. Una tendencia que enlaza con el aumento de la agricultura ecológica y el consumo de productos locales.

Hace quince años la venta de material para construir huertos urbanos en terrazas era testimonial. En el 2010, el aumento fue considerable, y en el último ha sido contundente. Hay quienes sólo plantan una tomatera, otros montan una pequeña estructura para enseñar a sus hijos el origen de los alimentos, el sentido del tiempo y del cuidado. Muchos optan por cultivar su espacio con criterios ecológicos y otros, simplemente, regalan un huerto porque está de moda.

El abanico es amplísimo y diferente, pero indica el creciente interés por recuperar los orígenes, como un acto individual o colectivo mediante los movimientos ciudadanos organizados para reconquistar espacios verdes entre edificios aprovechando espacios infrautilizados. Es la implantación en España de lo que fue y es la Green Guerrillas en Nueva York, una organización que anima y ayuda a la gente a cultivar y ajardinar zonas urbanas en desuso y que ya montó su primer jardín en 1973. También existen grupos inspirados en el movimiento Transition Town, nacido en Gran Bretaña en el 2005, que promulga una transición en las urbes hacia un estilo de vida que requiera menos consumo energético, creando comunidades sostenibles para hacer frente al cambio climático y al previsible agotamiento, antes o después, del petróleo.

Brotes verdes que crecen en el asfalto en esta entrada del campo en la ciudad que muestra también la búsqueda de nuevos valores. No es lo mismo, pero la historia está cargada de referencias. El Renacimiento que sucedió a la oscuridad de la Edad Media, con las plagas y la muerte en las ciudades, recuperó el Beatus ille latino, la alabanza de la vida sencilla y desprendida del campo frente a la de la ciudad.

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