Cientos de neoyorquinos recibieron recientemente con entusiasmo el abeto de Noruega de más de 20 metros de altura que llegó al Rockefeller Center para ser su árbol de Navidad este año y que será encendido el 4 de diciembre.
Ese esperado evento marca tradicionalmente el inicio oficial de la Navidad en la gran manzana y acuden cada año miles de personas, tanto neoyorquinos como turistas, que esperan horas en el lugar para no perder ese momento con el que tal vez sea el árbol más famoso del mundo.
El abeto, centro de atención este sábado y objeto de vítores y decenas de fotos, llegó al centro comercial en Manhattan, frente a la catedral San Patricio, tras recorrer 96,5 kilómetros desde el patio de la casa de Carol Schultz, de 79 años, al norte del estado.
Schultz recordó que el árbol medía 1,2 metros cuando llegó a su hogar en 1959. Ahora suma 23,4 metros y pesa 14 toneladas.
El gigantesco abeto será decorado con más de 50.000 luces de colores y coronado con su estrella de Swarovski para el encendido y estará allí hasta el 14 de enero recibiendo a sus visitantes.
El primer árbol de Navidad que quedó instalado en el lugar fue colocado en 1931 por trabajadores de la construcción en el sitio donde se estaba levantando el Rockefeller Center.
La primera ceremonia formal del encendido de las luces se desarrolló en 1933 y la tradición se ha mantenido desde entonces con algunas variaciones.