Omán es tierra de este sagrado árbol con miles de años de historia y uno de los principales productores a nivel mundial
Oro, mirra e incienso. Los tres Reyes Magos ya llevaron al niño Jesús como ofrenda esta resina que, al ser quemada, desprende buen olor. Se dice que procedente de Omán.
Y no es de extrañar ya que este país, y más concretamente la provincia de Dhofar y su capital Salalah, es la productora principal del considerado como mejor incienso del mundo. Hace tiempo llegó a exportar 3000 toneladas al año aunque actualmente otras regiones como China o India le superan en producción. No lo hacen en calidad ya que el incienso omaní sigue considerándose el mejor del mundo.
Desde hace más de 2000 años, los árboles del incienso, boswellia sacra, crecen en los paisajes desérticos de Dhofar. Su cosecha se realiza de forma artesanal en época de primavera. Con pequeñas hendiduras en el tronco y ramas, se retira la corteza del árbol para que la resina salga y se coagule por el contacto con el aire. Sin valor ninguno por contener impurezas, no se llegará a tener incienso de mejor calidad hasta el tercer corte unas semanas después. Todo un proceso meticuloso y especial para conseguir esta resina de la casi todas las creencias han hecho uso.
Sin ser época de cosecha, los aromas que estos árboles desprenden también se aprecian en los pueblos cercanos y son fuente de atracción de visitantes atraídos por la historia de este árbol sagrado. Pronto lo podrás descubrir desde BlueBay Salalah****, la primera apertura del Grupo BlueBay en Omán.