Planes para disfrutar de los paisajes otoñales de Nikko

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La ciudad de Nikko, situada en plena montaña, sorprende, entre otras muchas razones, por su incalculable belleza natural y arquitectónica. Desde 1999 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y se encuentra a escasas dos horas en tren desde Tokio, dos razones de peso por las que el viajero debe visitarla en su viaje a Japón.

El día 23 de septiembre comenzó la temporada de otoño en Japón, y Nikko es uno de los mejores lugares donde contemplar el paisaje coloreado en tonos rojizos.

Hasta finales de octubre, en el lago Chuzenji se puede disfrutar de espectaculares panorámicas, ya sea a pie o en barco, pero también es posible realizar otras actividades de ocio y deportivas como montar en canoa y observar la gran riqueza natural de la zona siendo el visitante el único que decida su ruta.

Asimismo, hasta finales de noviembre, el viajero tiene la oportunidad de observar la naturaleza desde el puente colgante Kunutateiwa Ootsuribashi de 140 metros, el mismo que conecta con la ciudad balneario y Tateiwa. Aquí, el visitante descubrirá la emoción de observar debajo de sus pies la frondosa vegetación y las aguas del río Kinugawa y en el horizonte, las montañas que la rodean.  Además, las hojas de otoño de los “Santuarios y Templos de Nikko”, declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, se pueden observar iluminados durante la noche desde el 9 al 11 de noviembre en un recorrido con guía. Un auténtico deleite para los sentidos debido a que el paisaje se muestra con un aspecto totalmente diferente con la luz del día.

Otra de las actividades que, sin duda, enamorarán al viajero es montar en el teleférico de Kinugawa Onsen para acceder a la cima de las montañas de Nasu, situadas a una altitud de 300 metros sobre el nivel del mar. El viajero tendrá la posibilidad de contemplar los bellos paisajes otoñales coloreados mientras asciende a la cima, para después practicar senderismo.

Por último, cabe destacar que Nikko también cuenta con miles de lugares donde el visitante puede degustar los mejores platos mientras observa unas panorámicas inolvidables dignas de fotografiar. En el restaurante European Romankan Chez Hoshino, es posible degustar su gastronomía que fusiona la cocina japonesa y francesa mientras contempla el Lago Chuzenji, o en la cafetería Espo del Hotel Sunshine Kinugawa, donde tomar un café con sus pies a remojo con vistas al puente colgante Kido Tateiwa.

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